Sin duda es una de las iglesias más peculiares que pueden verse en París porque su exterior poco tiene que ver con una basílica católica. La Madeleine podría pasar, a simple vista, por un templo de la Grecia clásica con su imponente fachada de columnas corintias de 50 metros de altura y su frontón triangular donde, eso sí, no hay esculturas greco romanas sino un alto relieve con escenas que representan el juicio final.
La historia de la construcción del edificio está llena de contratiempos que reflejan los avatares políticos de la etapa convulsa de su periodo de edificación. Las obras comenzaron en 1764, aunque tuvieron que ser detenidas por el fallecimiento de su primer arquitecto y, posteriormente por el cambio histórico que supuso la Revolución Francesa. En 1806, Napoleón Impulsó de nuevo las obras con idea de convertir el edificio en un gran panteón para gloria del ejército francés. Finalmente, la iglesia fue terminada y consagrada como templo en 1842.
La Madeleine se encuentra en la plaza del miso nombre, al final de la rue Royale, que parte de la Place de la Concorde. Vista de lejos su particular silueta «tan poco parisina» resulta inconfundible. Su interior es sobrio, iluminado por poco más que la luz que entra por sus tres cúpulas. Invita al silencio y la reflexión. Hay que destacar el altar mayor donde verás el magnífico grupo escultórico que representa la Asunción María Magdalena y los frescos de la cúpula y del ábside que lo rodean.
Horario, precio y cómo llegar
La iglesia permanece abierta de 09:00 a 19:00 y el acceso es gratuito.
Puedes llegar en:
Metro: líneas 12 y 14 (estación Madeleine)
Autobús: líneas: 24, 42, 43, 52, 84, 94.
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